LLAMADAS
Las conté una a una, temerosa de equivocarme
era cierto, no mentía el registro de llamadas.
El tiempo midió al tiempo y el reloj no se detuvo.
Después de mi mensaje de bienvenida, se escuchaba tu voz.
en todos los tonos posibles de la voz humana.
Creo que una o dos veces tu reclamo sonó a caricia,
pero sé que fue simplemente un espejismo auditivo.
En otras, el reclamo imperativo tapaba tus ganas de verme.
Rebobiné la cinta del contestador mucho, tanto, que perdí la
cuenta.
Buscaba a las otras, las suaves, las que no guardaban
misterios para mí
en las que simplemente me decías, ¿estás ahí mi amor?
me encantaba tu solicitud y tu amor a distancia.
Me enamoraba ese dejo de sonrisa que podía adivinar cuando
llamabas.
Supe de tu necesidad por verme o simplemente escucharme.
Pude olvidarme de las demandantes y de las me dibujaban
lágrimas.
Hoy la que te llama insistentemente soy yo,
estoy en la cama, con el celular en la mano y el contestador
en vigilia
esperando tu voz, sola y, agazapada como una gata en celo.
Quiero que por una vez, y sólo una
seas vos el que busque entre las llamadas,
vos el que rebobine la cinta del contestador
y vos el que goce o no, escuchando mis reclamos.
© ALICIA CORA FERNÁNDEZ
Imagen enviada por la autora
ResponderEliminarExcelente, Alicora!
Un abrazo,
Alicia Márquez
Gracias por compartir! Me gustó mucho! Abrazo.
ResponderEliminarTere vaccaro.
MUY BUENO.
ResponderEliminarSALUDOS
ANAHI DUZEVICH BEZOZ
qué historia!! ne encanto me atrapo!!
ResponderEliminarHermosa historia.
ResponderEliminarMientras existe.