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23/12/16

Poema de Vilma Sastre


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hay un rostro después de nuestro rostro
                             es
un simplemente asomarse en cualquier
                       fondo de  espejo opaco
apenas un parpadeo inadvertido
y el rasgo cambia
     la comisura alarga  sus vértices  hacia la barbilla
            los pómulos se oblongan
   allí va mi mueca

y en esos días nos resignamos al impulso
      de rechazar todo contacto
      entre la mirada  y su reflejo
la cabeza se ladea
      las pupilas oscilan de derecha a
izquierda  de atrás hacia delante  el asunto  es
                   no reconocerse

buscamos incluso un disfrute en esa  excusa
de estar enfrente  y en uno 
                  al propio tiempo
fisgoneándonos
 observando sudores convulsiones
consistencia latidos frecuencia
mo
vi
mien
tos

estoy en la sala alzando la mano derecha
ahora me llevo a la boca  un puñado
                                           de letras
la boca se abre
rechina dientes
babea
las fecunda
 inútil
la otra figura traduce sólo un largo monólogo de frases
pero no mi huella

hay un rostro después de nuestro rostro
como el agua que se escurre
          del lenguaje genuino
para que mi imagen no yo
rezuma mi voz proferida inaugurando tantísimas letras
y uno se queda preso en el cristal doble
              bajo la luz tamizada
preguntándose si cada palabra tiene tono propio
 o al deslizarse insufla nuevas vibraciones
    produciendo un chasquido en la lengua
porque en definitiva todo lo que vemos cuando escribimos
                       son sonidos

ahora hemos vuelto a juntarnos 
          me puse de espaldas
             a mis espaldas    
y con la punta de los dedos
comenzamos el balbuceo
           para decir
         para no decir
                                                                                             

               
© Vilma Sastre

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