El montecito de la tapera
Cuando el sol rasguña el horizonte
en el fondo del campo
se crea una sola presencia.
El montecito de la tapera.
Su negra silueta alimenta fantasmas increíbles, luces malas,
historias.
Época de miedos.
Donde la superstición tomaba cuerpo,
bostezaba alrededor
del fuego.
El viento pasa por su boca
y caracolea buscando salida
por sus ojos sin luz.
Por la noche desfilan sus propietarios
dando rienda suelta
a sus instintos
(quizás con corridas, gritos y atropelladas).
A lo lejos pasa desapercibido un jinete
que ante el agorero chistido de una lechuza
santiguase y galopando más rápido
se pierde en la llanura.
El resplandor despacha las últimas sombras
y juega entretenido en el montecito de la tapera.
© Alicia Albanesi
Recordé a mi suegro, que era baqueano de río en San Juan, y he pasado noches escuchándolo contarme las historias que se contaban por las noches, a la luz del fogón, en la espera del día.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Que enteresante .. es la marca de lo que se escucha...gracias!!
ResponderEliminarAFECTUOSAMENTE .Alicia.
Ali ! Con tu poema me anime y recorri la tapera! Buenas imágenes.
ResponderEliminarDespiertan los fantasmas en cada imágen, gracias por hacerme recorrer la tapera :)
ResponderEliminarGRACIAS ROMINA Y PATRICIA .. .
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