TORMENTA ALUCINADA
a Gonzalo Rojas
Mi padre llega atravesando el río,
las mariposas verdes de la noche deslucen su cabeza.
Desde la orilla grita mi madre y un trueno zamarrea la boca
del relámpago.
Todo parece quieto y a la vez, todo gira en un hueco de
lechuzas y peces,
jabalíes desdentados, ramajes y abanicos y toros sin cabeza.
Me cuelgo del hilito de luz que alumbra el patio.
Sus ojos maldecidos estrujan el paisaje.
Destellando,
amagando llegar viene mi padre.
La tormenta se duerme en mis brazos pequeños, y yo me duermo
en los brazos de mi madre que llora.
El caballo de mi padre llega solo
ya no pesa su sombra sobre el lomo
© Hugo Francisco Rivella
gran poema.poetísimo.susana zazzetti
ResponderEliminarEmocionante esta forma poética que abraza tantos sentidos. Besos.
ResponderEliminarHermoso y fuerte Un poemazo Gracias Hugo Un abrazo inmenso
ResponderEliminarCuanta fuerza en el poema, las visiones de tormenta y ese sentimiento de ausencia que se palpa. Grandioso.
ResponderEliminarBello y taciturno, y sobre todo lorquiano.
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ResponderEliminarHugo querido, poeta elevado de las imágenes, te adoro y leerte siempre es un gran placer.
Lily Chavez
mis respetos, maestro!
ResponderEliminarclaudia tejeda
Hermoso querido poeta!!
ResponderEliminarun abrazo grande
un poema fuerte como tu paso...bien fuerte
ResponderEliminartu pisada hasta despertar al tigre...
placer encontrarte en este muy especial blog. UN ABRAZO HUGO QUERIDO...
duro poema, duro y bello!!! gracias por compartirlo, francisco
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