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14/9/16

Poema de Susana Szwarc

  
DECLIVE

Por el ojo de la cerradura vemos
cómo deja la palangana en el suelo: tiene agua. Ahora
no se ve. Hasta que levanta la mano
blanca, la misma con que la prisionera (jovencita
en Siberia) llevaba maderos hacia el barco. 

¿Y las niñas? en la escuela
atrás de la vía. 

Tiene una gillette y el ojo apoyado en la cerradura mira
su negra axila de abeja-madre. Arrasa. Algo se corre.
En el encuadre, un ojo mira al otro.
Si me estiro veo
la palangana (llena) de estrellas y abedules
también blancos: habría nevado.
(El hermano, sobre la nieve, corre
a la muchachita y ahora los ojos ya no ven.) 

Atrás de la vía:
campanas. 

Va a salir. Hay que correrse. Abre la puerta y desparrama
el agua (turbia) al gallinero. Nubes la alejan, hacen pasillos
hasta que tiende más ropa en puntas de pie. Los brazos en alto. Abrocha. 

¿Cómo hallar ahí dónde posarse?



© Susana Szwarc

3 comentarios:

  1. Intenso poema Susana !! Bellas imágenes, sugerentes, cotidianas. Muy logradas. Gracias !

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  2. _Querida Susana, si tiene algo de correcto tu lectura sugerida, el ojo de la cerradura es el recuerdo de una heruda abcestrak. Después cambia de conformación y ya no podemos seguir mirándolo. Hermoso y cargado de misterio. Un beso grande. Isabel Llorca Bosco

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  3. Perturba, enternece, duele... bellos versos de Susana...

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