En el
vientre impaciente de la lavadora
los
colores se mueven por capricho
cuando
voltea la máquina, se mece,
contorsiona
su línea vertebral
sometida
por leyes intrigantes
al
ajustado margen del temblor,
la
sacudida, el espasmo.
El
rojo, el amarillo, el verde menta
se
confunden y mezclan, recolocan
la
paleta original de los colores,
abigarran
el agua con sus tonos,
se
exprimen para ofrecerse hermosos y amarrados
al
jabón, la lejía abrasadora.
Componen
un universo impredecible
y
juegan a que tiñen el lino, el algodón,
las
telas indefensas en el inquieto espacio,
las
telas que se apropian del gris,
azul
marengo,
para el
forro o la costura primorosa,
aprensivas,
temibles en su ira
si el
resultado es torpe o irritante.
Hasta
que no interrumpo el movimiento
y apago
ese artefacto incomprensible,
no
vuelve cada prenda con su primera imagen,
con la
forma natural, la liberada
del
sueño, la fantasía venturosa.
© María
Ángeles Pérez López
DIFERENTE, PRECISO, LA POESÍA DANDO VUELTAS JUNTO A LA ROPA. UNA BELLEZA.susana zazzetti.
ResponderEliminarMUY BUEN POEMA Y DE UNA CREATIVIDAD CON
ResponderEliminarIMÁGENES, COLORES, Y TODO DA UN ARCOIRIS
SOBRE LAS COSAS QUE SE USAN A DIARIO... COMO LA ROPA TAN PARTICULAR TU POEMA QUE ME ENCANTÓ!
GRACIAS POR COMPARTIRLO UN MUY BUEN POEMA
Y MUY ORIGINAL! LIDIACC.
Quizá cuando llegué a su soledad sea nuevamente esa que solo puede mostrarse a sí misma.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Me encantó.
ResponderEliminarCuán amplia tu imaginación. La poesía te habita, no se queda quieta. No se muda nunca de ti.
Maravilla!!
Felicitaciones!!