En la hora fijada
Nada será igual, aunque me empeñe desdoblar distancias.
Allí, un mundo desconoce mi sendero, los pasos ya dados.
En el quehacer cotidiano de las voces nuevas sorprendan.
Sus faroles enciendan desterrando luciérnagas nocturnas.
Miro el reloj , me cuesta creer tanto en lo pasado,
en los segundos, donde cuentas la hora señalada,
donde el signo negativo, nada cambia lo que suma.
Todo será como siempre, cumple en la hora fijada.
En la mañana se desnuda el día, con su música alegórica.
roza mis oídos como una llovizna, el jacarandá se desnuda,
y su piel azul-violeta se derrama, como una última aventura.
No quieras evitarlo, y aunque sientas caer el sol, por tu ventana,
déjame sentirte, déjame entender esas ganas aún, de ser un
niño.
Ya no vale la pena, salir corriendo fundando amor a las
campanas.
Pero pronunciar tu nombre, sin elegir qué hacer, no te
quedes
sufriendo insatisfecho, si puedes evitarlo, bella es la
aventura.
No quedes al borde del camino, sin dudas amor, es necesario.
© Lidia Carrizo
Muy bueno! Es necesario avanzar.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Muy bien logrado el decir. Adelante!! siempre adelante!!
ResponderEliminarUn abrazo
"No te quedes al borde del camino"...aunque haya luces y sombras. Esperanzador. Abrazo, Inés.
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