Altas palmeras
azules como baobabs. A sus delgados troncos crece terco el filodendro y los
helechos. Cosquilleantes helechos milenarios que se arquean, serpentean,
espiralan, envolviendo las raíces hormigueantes de la orquídea. Allá, la flor
como milagro oculto.
¿Cómo escarbar
aquí hasta recomponerlas extraviadas palabras del olvido?
Un breve ríp surge
ante mí, se aquieta y mira. Un remolino del fluir que me interroga. Me acerco y
veo en su lecho, un camino que duerme, se despereza.
¿Cómo contar esta
maraña de senderos incrustados en la tierra y ese fulgor de agua desatada del
hambre?
© Graciela Perosio
Gran poema que deja una sensación de abandono y silencio, de desarraigo y carencia.
ResponderEliminarPOTENTE, AMIGA. Abzo. PAOLANTONIO
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