Era morocha y el cabello tomado
en un rodete supongo
en la foto junto al bisabuelo.
Desde el sepia profundo
no se distinguía más que eso
y el vestido negro de tela rústica
parecía gastado.
Ya estaba ciega , cuando yo
en el vientre de mi madre
Intercambiamos su último suspiro
por mi llanto de aire.
Y así heredé su nombre,
yo, que ahora enciendo palabras
para ver.
© Sonia Rabinovich
Bellísimo poema, como un canto a la vida, se percibe el momento.
ResponderEliminarun lujo, todo un lujo!!! me gustó mucho!!! gracias por compartirlo, francisco
ResponderEliminarnostalgicas, tristes y dulces imagenes, gracias.
ResponderEliminarbella celebración del propio nombre! abzo, PAOLANTONIO.
ResponderEliminarPalabras por donde miramos la belleza . Gracias Sonia querida
ResponderEliminarConfiguración de palabras que producen la bella comprensión de un mundo. Un gran beso Isabel Llorca Bosco
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