Temblor de los andamios interiores.
Descorchada la luz
como una flor de vientre enardecido,
¿dónde el soplo del aire
al final de sí mismo,
en sí mismo abotonado por cada hora?
Calcinación y el lento llanto del desastre.
¡Oh primor de las formas, y el reverso
es una herida ambigua...!
© María Ángeles Pérez López
Bella sintesis de las más ambiguas heridas. Enhorabuena por este poema.
ResponderEliminarLas heridas dan letras como éstas.
ResponderEliminarUn abrazo
ste poema tiene color, tiene tejido verbal, es grato lo que se siente al contacto con sus bellas imágenes
ResponderEliminargracias
Walter Mondragón