Poema de Gabriela Pais
Rejas
La ruta verde empieza en la piel y termina en el útero.
Benditos ríos rojos menstruales, ciclos lunares,
llamados regla en tierra de mujeres fértiles,
el regalo no es un
hijo que anida sino un óvulo desolado
atravesando territorios de quema y pastizales
en la ciudad de la madre.
Arde el buen amor hinchazón de mamas, círculos femeninos,
Nutrición, maravillas
culinarias y cascaritas de naranjas.
Las manos de sus amigas exageran el consejo o la crítica a
la hora del amor,
diversas frustraciones maternales y doncellezcas.
Mimos pasada la hora de los ladrones
u otras formas del abrazo
para que ella se exprese
y diga su deseo en voz alta.
¿Será por eso que necesita ladrones y herrajes,
padres buenos de cuidados, comunicaciones efectivas
y caramelos?
Le gustan los circuitos cerrados, y la enfurecen los robos.
El centro es delicioso cuando del corazón se trata,
o de la célula o del nido
o el círculo del buen amor, útero y ríos,
el inmenso poder de lo expresivo que curiosamente termina
con O,
como la inicial del nombre de su padre
que la cuida con las rejas.
La roca también muestra su vulnerabilidad para quebrarse.
¿O fueron ellos, los ladrones, los que supieron leer el
lenguaje de la piedra
y romper por lo blando el vidrio y entrar y saquear el reino
para que se ordene finalmente
cada cosa en su sitio, cada río o ciclo en nombre de la luna?
Confunde ausencia con urgencia,
olvida su identidad y tiene un problema de registros,
es panóptica la observación de los ladrones y suya
la complicidad por los descuidos.
Las pericias usan guantes blancos y diversos polvos o
humaredas,
los gendarmes ofrecen sus favores,
pero los perros de las violencias y los miedos ladran
a la luz de fogatas en terrazas de monjes negros,
zonas liberadas de
los dominios del mando al principio de autoridad.
Parece entonces liviano perdonar lo oscuro sin agua
porque los robos ordenan la ruta,
las alarmas, los candados y las rejas, la grieta.
Es ciencia de rastros el despertar
descansar en paz la regularidad de los ciclos,
como los rompecabezas y los colores.
Su padre porta las rejas y los herreros,
cancerbero seguro en
calidad y concepto de trabas, cerraduras o candados.
Su madre la ruta
verde, el semáforo, la que insinúa
el orden de las comunicaciones, avances y retrocesos
la organización de las fuerzas creativas y las reglas.
Su hermana el ángel de los caramelos y las fracturas.
Hallará corazones, úteros, cerraduras, caramelos;
los círculos del Buen Amor,
la música, la voz, el
latido
cuando este segura y se sienta libre dentro de las rejas.
© Gabriela Pais
2 comentarios:
Potente y abundante tu palabra Gabriela...de una intensidad y riqueza que seguramente encuentra corazones , úteros y abrazos, luz en los que te leemos...
Gracias por compartirlo,
Abrazo!
bello leerte en esos ciclos donde el cuerpo protagoniza el Buen Amor y la alegría de saberse. Tu palabra nos recorre desde este mundo que construyes y nos cobija. Gracias Gaby!
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