una esbelta mañana
sin brumas aparentes
entorno los ojos
con el mismo color apático
de lo transcurrido
volviendo a mi antigua casa
mi viejo cuarto
abundante de inviernos fingidos
desnieblando la cabeza
su mezclado olor a barro y piedrazo
convocan los ecos amados
esos estertores familiares
traen pendulares evocaciones
que ya a nadie asombran.
© David González
Muy buenas evocaciones y un cierre inesperado.
ResponderEliminarBesosssssss
muy buen poema.
ResponderEliminarSaludos
Anahí Duzevich Bezoz
Por siempre el pasado. Buen poema.
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