Malva
El árbol que expía mi tarde
por obstinación de savia
es también hoy sombra.
Si acaso supiera de su sortilegio de raíces
del azul, de este instante
árbol impasible que permanece
figura y yo pinto malva.
El óxido, un trofeo de la pasión
el puñal que te trae e incendia al árbol
amputándolo de luz, graba
palabras opacas que te despintan.
El árbol nada sabe: su triunfo
de malva es solo ser
aquí y ahora, estar.
© Carolina Zamudio
Bello poema, querida amiga, digno de una obra pictórica. Felicidades. un abrazo. Gastón Sequeira.
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