Y no hay muros, sino
largos hilados
que las rosas tejieron.
Y no hay techos, sino
grandes helechos con flores
blancas que he visto en
tantos sueños.
Y no hay puertas, sino
amplios senderos
que conducen a la nube
más frondosa.
Y no hay nieblas ni
papeles muertos
sino el rumor de pájaros
de la infancia.
Quien visita la casa del
Ángel ha soñado
con el resplandor de
un cristal
donde nace la aurora.
Y sentimos que la paloma
más pura nos acompaña.
© Amalia Mercedes Abaria
una armonía perfecta de imagen y palabra. muy bellas. susana zazzetti
ResponderEliminarMuchas gracias Gustavo! Por esta publicación y todo tu trabajo. Un abrazo! Amalia
ResponderEliminarUna pintura perfecta de la Casa del Angel con todas sus carencias que sin embargo la construyen
ResponderEliminarHermoso poema Amalia deja una sensacion eterea y ganas de volar
Tu poesia es valiosa
Ignacio
Gracias amigos por sus palabras ! Amalia
ResponderEliminar