Memento mori
Ni el arco que contempló las pomposas victorias de César
Marco Aurelio Antonino Augusto
ni aquél que casi fue rozado por la tiara del Papa Rey
erguido en una cabalgadura
preciosamente enjaezada
ni ese otro que vio al Gran Corso desfilar con sus tropas en
el cénit
de su tardío imperio decimonónico
y ni siquiera el pequeño seto de pino bajo el cual paseaba
el Libertador,
hombre más bien menudo,
en la quinta de San Pedro Alejandrino,
cobijaron el mismo poder
que el arco que forma tu cintura
ni celebraron mejor
la frágil duración
de los reinos y el reino de este mundo
que la curvatura de tu espalda
cuando mi mano, en el alba, la atraviesa.
© Gabriel Chávez Casazola
impresionante la belleza, la delicadeza con que tratas el tema. una obra de arte tu poema, como la imagen. susana zazzetti
ResponderEliminarMuy bueno este canto celebratorio al cuerpo amado. Mis felicitaciones!
ResponderEliminarGustavo Silva
Bellísimo tu poema y esa mirada!
ResponderEliminarGabriel , qué precioso poema, profundo y mágico en ese viaje desde el pasado hasta la mano . Hermoso te felicito
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