LAS FLORES DE LA TARDE
Guardaré para ti los días de la memoria,
los preservaré del olvido,
conservaré las luces que en otro tiempo
te hicieron feliz.
Te daré sosiego,
esa cálida humedad que acompaña
el fluir de las horas,
ese descenso del sol
por los cansados senderos de los ojos.
Buscaré el silencio,
la confianza en los días que vivimos,
el calor que acoge
el presente sin tiempo.
No desharé el lecho
ni apagaré la lámpara,
extenderé sobre la alfombra los sueños que soñamos
y el rescoldo de una sonrisa
abierta como las flores de la tarde.
(Días de cera. 1999)
© Francisco X. Fernández Naval
Bello texto, donde la lenta calidez construye un cosmos sereno y seductor. Me gusta.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Al leerte, sin conocerte, siento que el que podría sentir esto por mí, ya no está sobre la tierra. No tengo nadie, entonces, que guarde por mí los días de la memoria, ni que preserve mi olvido, ni quien conserve las luces que me hicieron feliz, ni quien pueda repetir esos días compartidos.... me emociono mucho, porque soy yo la que queda.... la que no desharé el lecho, ni apagaré la lámpara.... Gracias. Isabel Krisch
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ResponderEliminarFelicito por este texto, como dice Claudio hay serenidad y seducción en las palabras.
Lily Chavez
Alimentar los buenos recuerdos, las horas y los días que fueron y hoy siguen en el alma, hermoso, me conmovió .
ResponderEliminarUn abrazo
Betty