Carta a Gibert de Gembloux
Yo no puedo escribir como escriben los filósofos.
No soy docta. Sólo escribo lo que oigo y veo.
Mis palabras no están pulidas:
son como una llama centelleante,
son como nube movida en aire puro.
A veces veo una luz adentro de la luz
y de mi memoria es arrancada
toda tristeza y todo dolor:
hablo, respiro y me muevo como una niña.
Yo sólo digo lo que en los secretos celestes aprendí.
© Diego Roel
hay algo en el ritmo de tu poesía que la hace especial, me gustó mucho. Saludos
ResponderEliminarRomina R Silva
Acto de afirmación sustentado en la experiencia de inmediatez con la hermosura. Gracias Diego.
ResponderEliminarRaquel Jaduszliwer
Excelente pòema, un saludo de
ResponderEliminarSilvia Loustau
Excelente! Gracias por tu palabra! Abrazo.
ResponderEliminarBello poema!!
ResponderEliminarflora levi
me encanta!!!! es una declaración valiosa, huele a limpio! muy bueno.
ResponderEliminarabrazo
claudia tejeda
Y "esa llama centelleante" da vigor al poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
tan simple y tan bello, lo que en sueños celestes aprendí.
ResponderEliminarUn abrazo
Graciela Barbero
ResponderEliminarque buen arte poetica
felicitaciones
W.M.
Me encant{o, Diego, este poema. Y esa luz dentro de la luz ya me queda para siempre. Besos
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