PUENTE PACÍFICO
Entre el polvo
el hierro
y las columnas
el borracho tropieza
pero no cae.
Busca un hueco,
un intersticio.
Sólo hay gente que pasa,
desperdicios,
hollín contaminado de mundo
amargo y triste.
Y el tren que llega,
parte
y vibra, todo vibra.
Las palomas esconden
sus alas de ceniza
entre las vigas, grutas, refugios.
No se puede dormir,
ni descansar.
Todo retumba.
Y habrá que insistir en el intento
de cerrar los ojos,
una vez más.
© Amalia Mercedes
Abaria
Muchas gracias Gustavo por publicarme este poema que escribí inspirado en un hombre que solía guarecerse debajo de ese puente. abrazo.Amalia M.Abaria
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