En esta tierra de praderas
donde el trigo florece palmo a palmo
hay muertos sumergidos.
En esta tierra donde brilla el oro negro
mueren niños hambrientos.
En esta misma tierra
que es nuestra -de ellos-
los Judas Iscariote vendieron por 30 monedas
el pan y la inocencia de nuestros hijos.
Hoy los desencarnados lloran
el dolor de este paraíso sin Dios.
Hoy los desollados nos preguntan
desde el alba de la historia
¿De nosotros nada a de quedar?
¿Nada? ¿Nada?
y como los lobos aúllan para ocultar su miedo.
Y en el horizonte de quebrada presencia
se izan banderas limpias de lodo
amasadas con llanto y sangre.
Ellas nos guían hasta su luz más secreta
rescatando los indomables gritos de la desmemoria.
© Anny Guerrini
Me conmovió, muy real y palpable.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty