Poema narrativo de Mónica Cazón
Arroz con leche
y el peral abrió sus flores blancas, pero caían como rayos
sobre las matas. Vi pasar un grupo de niños llevados por luciérnagas y
luego entrelazarse en una ronda. Y, pese a todo, vi a la desconocida sonreír a mi lado. Era la calidez de la
tarde, magnánima, única. Para mirarla de reojo por la ventana entreabierta;
como una niña de Balthus, esperando que empiece lo terrible.
© Mónica Cazón
1 comentarios:
Gracias por tu poema, abrazos.
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio