LOS CICLOS DEL FUEGO
Implacable el reloj da las seis
Rompe el encantamiento
Interrumpe bruscamente el sueño
Separa los abrazos,
Es entonces cuando nos descubrimos solos
Cada cual arrojado a la arena
(del día)
Al sol que abrasa,
Devueltos de las bocas de la noche…
De la mar de los sueños
Como náufragos,
Cada quien abandonado a su suerte
(del día)
Al sol que le alumbra,
Cada uno a su asunto
(a su
dédalo)
Apenas sí atados al hilo de su olor
(o su ardor)
Cada quien en su asunto
(en su
mundo)
Ajeno o propio, hasta las seis:
Cuando volvemos a ser uno
(y
distintos)
Bajo la luz de la sombra.
© Walter Mondragón
ResponderEliminarWalter, me gustó mucho tu poema, me quedé pensando en esa interrupción que separa abrazos y en el tiempo....en el tiempo
Lily Chavez
como dos mundos, ¿ n0? antes y después. placer siempre leerte. susana zazzetti.
ResponderEliminarEl reloj que interrumpe el sueño tan adecuado para el poema, con su recorrido humano bien logrado en imágenes y ese final con el broche de un excelente oxímoron. Qué bueno. Un abrazo
ResponderEliminarBetty
Versos profundos y livianos, que estremecen en su belleza.
ResponderEliminarSiempre el tiempo la gran incógnita me supera tratar de entender y vivir ese tiempo, el del sueño. Felicidades Poeta. Vic
ResponderEliminarEl tiempo Walter¡ ese invento del hombre¡¡ Gran poema¡
ResponderEliminarSonia Rabinovich
Muy bueno!
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