Poema de María Del Mar Estrella
RAPSODIA  DE CAMINANTE 
                                            A 
Alfredo Alcón 
Un humilde gigante sensitivo 
aprendiz visceral de lo imperfecto 
que aspiraba a la inasible perfección 
(deliciosa utopía). 
Titiritero que le ponía cuerpo a la palabra. 
Nunca buscó la admiración, sí amar y ser amado 
compartiendo la entrega honestamente. 
Un tímido juglar que arrojaba al abismo 
su anzuelo nigromante 
sobornando los miedos más ocultos. 
Aquel que regalaba  su
corazón intenso y generoso 
ha partido de gira con los grandes 
y con ellos andará por all;i, en algún cielo 
representando escenas memorables 
o simplemente 
disfrutando la sensualidad de una Belleza que tanto
conmovía. 
Ahora, que ha callado su cuerpo pero queda 
su luz a la deriva 
ahora, que la ausencia lo encripta en una lágrima 
perennemente inmóvil 
un sentimiento de orfandad unánime 
nos impulsa al aplauso del silencio.
Y abrazamos su final de partida, agradeciendo 
aquel asombro ingenuo, siempre niño, 
de sus ojos de fauno 
la eternidad de su mirada.
  © MARIA DEL
MAR ESTRELLA



2 comentarios:
UNA VEZ MAS...Y COMO SIEMPRE...GRACIAS QUERIDO GUSTAVO!!!!!!ABRAZO
orfandad, justo la palabra para nombrar a los grandes. muy buena ofrenda. susana zazzetti
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