LA ABUELA
La abuela ha recogido el zapallo en la
huerta.
Ha pelado los choclos.
Juego a desgranarlos como pepitas de oro.
Mezclo los granos y la leche tibia
y el cuenco sabroso del zapallo los guarda.
Y a la lumbre de las brasas
al rescoldo, mi madre los cuece.
Siento alegría de fiesta esta noche.
El aroma de los frutos de la tierra invade
la casa
trepa por las paredes de adobe
baila entre las vigas de quebracho.
Chispas de estrellas en el fuego
y la
abuela, en la penumbra cuenta.
Cuenta y su palabra
es pan entre las brasas.
© Leonor Mauvecin
ah! la palabra de las abuelas... Abrazo. PAOLANTONIO
ResponderEliminarmuy hemodo tu poema, leono, con lol tuyos y con los frutos de la tirrtra preparados por las manos amados.
ResponderEliminarHas conseguido imàgenes que envuelven al ledpr que
la traslada a un mundo de ternura.Un beso.
isabel llorca bosco
toda la dulzura y la intimidad de un momento hogareño. bello. susana zazzetti.
ResponderEliminardebo confesar que se me erizó la piel!!! me transportaste a ese mágico sitio donde se producía la hechicería -la buena cuenta-!!! que maravilloso todo!!! un lujo entrar en tu historia, así, como de golpe!!! gracias por compartirte tanto!!! un beso enorme, enorme amiga!!! francisco
ResponderEliminarBello y cálido poema! Se percibe el clima. Gracias por compartirlo. Tere Vaccaro.
ResponderEliminarUn poema con aroma y sinestesias a granel. Bravo.
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