Koyu Abe siembra una semilla de girasol en los jardines del
templo de Genji
Koyu Abe, con rigurosa túnica negra,
alta y rapada la cabeza
llano el ceño
siembra una semilla de girasol en los jardines del templo de
Genji.
Con parsimonia deposita la pequeña cáscara repleta
de luz en potencia
de futuros asombros
en un cuenco cavado entre la tierra.
La cubre con una pequeña pala
la riega con una regadera anaranjada.
Pasa la brisa sobre los jardines del templo de Genji
la siente Koyu Abe en sus manos salpicadas por el agua.
En una bolsa de tela colgada en el regazo lleva
unas decenas o cientos de semillas.
Es aún muy de mañana y sembrar cada una es su tarea
y cubrirla
y regarla con su regadera anaranjada.
Un millón de girasoles habrán de alfombrar pronto los
jardines de Genji y los huertos aledaños.
Monjes, campesinas,
todos habrán de tener manos humedecidas por el agua que
riega los futuros
asombros amarillos de los niños,
las que serán luces piadosas para ojos extenuados.
Koyu Abe no conoce a Van Gogh, mas pinta girasoles con su
pala.
Koyu Abe, cuya mirada divisa, en lontananza, los perfiles
grisáceos de los silos nucleares.
A la vera de Fukushima se levantan los jardines del templo
de Genji
y es preciso purificar el cielo, purificar las aguas,
purificar el suelo, purificar los soles sembrando girasoles.
No es un efecto estético, me dice Koyu Abe, en el silencio
de la imagen:
las raíces absorben los metales pesados
y del veneno nace, como si tal, la flor.
Mas es verdad que también la belleza purifica
por sí misma,
acota el holandés, saliendo del silencio de la tela,
y Koyu Abe me extiende una bolsa de semillas
de cáscaras repletas de diminuta luz.
La enorme regadera anaranjada
me la alcanza Van Gogh.
© Gabriel Chávez Casazola
Realmente un gusto leer este poema.
ResponderEliminarSaludos
Anahí Duzevich Bezoz
El espíritu de Kurosawa vuelve a soñar en Fukushima !!! ,,, Bello !!!
ResponderEliminarLía Miersch
Desde todo punto de vista MARAVILLOSO...como poema,como decir,como mensaje y como esencia FELICITACIONES AL AUTOR...Formará parte de los elegidos para el acto por la paz de mi ciudad
ResponderEliminarQué preciosura! Serenidad, sabiduría, belleza son las dos palabras que surgen al leer este poema. Gracias!
ResponderEliminarMaravilloso poema! Qué placer leer estos versos.
ResponderEliminarpor citar uno:
"del veneno nace, como si tal, una flor"
La serenidad,lo real que siempre es complejo, el misterio de la vida y la belleza.
Feliz de haberte leído!
Qué bella la regadera anaranjada que convoca el poema. Su luz hacia la vida. Su cegadora verdad vuelta lenguaje. Enhorabuena.
ResponderEliminarAdhiero a los comentarios precedentes. Muy buena factura. Un placer.
ResponderEliminarRolando
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aBRAZO POR EL POEMA Y EL POETA! paolantonio
ResponderEliminarLo vi todo... que buen poema!!!
ResponderEliminarHermoso poema, todo un mundo emergiendo de su trazo de parábola. Gracias!!
ResponderEliminarRaquel Jaduszliwer