ATARDECER EN LA CUMBRE
Antes de la disolución
los pájaros funerales
muerden los últimos
restos de la luz.
Destellos bruscos
en sus ojos voraces
como hojas que
tiemblan.
Pero yo sólo miro.
Y espero.
El hombre
sentado enfrente
también espera.
Quiere ver más allá
de los cerros,
el último fuego hacia el naranja
no el triste agobio
de sus piernas.
Y esta sustancia en
cauce a lo nocturno
tan cercano ahora.
No hay viento.
y los árboles, las casas, los límites
de los cuerpos, nuestros recuerdos,
todo se disipa.
El presente cae desde la antorcha oscura.
Y el hombre busca, arriba,
el primer ojo brillante de la noche.
© Amalia
M. Abaria
Muchas gracias Gustavo, por haberme publicado este poema!!! Abrazo. .Amalia.
ResponderEliminarAmalia, excepcional trabajo "con cauce" al anochechecer y al brillo. Un beso grande Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarAl leer tu poema, dan ganas de pintar.
ResponderEliminarMe gustó mucho
Saludos
Anahí Duzevich Bezoz
Un paisaje dibujado con olores y sonidos. Bella imagen
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