Ahora
vacío mi cuerpo
de los ecos
que dejaron las palabras
transformadas en monólogos
al golpear
una y muchas veces más
mi silencio
despojada de todo
como recental hambriento
retomo el camino
en la búsqueda
mis ojos se estrellan
contra la maleza
las palabras calladas
dibujan siluetas
sin rostro
entre la noche
y el amanecer
el insomnio del alma
rescata espacios vedados
y todo… parece posible.
© Olga Ferrari
sí,olga, las palabras se callan, dejan ecos. sobrevivimos después en ellas y todo vuelve a parecer posible. placer leerte. susana zazzetti.
ResponderEliminar¡Bello poema! Graciass!
ResponderEliminarQuerida Olga!
ResponderEliminarConmovedor poema, con imágenes de gran contundencia. Te felicito, amiga. Cariños
Elisa Dejistani
Bellísimo Olga, toca el alma. María Cristina Di Lernia
ResponderEliminarOLga, es profundo, rítmico, sonoro como los ecos.Un gran beso Iaabel Llorcx Bosco
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarExcelente poema! Un abrazo
las palabras calladas... el insomnio del alma... Lo posible al final...
ResponderEliminarQué hondura de sentimientos..., de ese silencio soledad límite, de lo felino atravesando el decir...
Hermoso fuerte poema, querida Olga. Abrazo grande. Cecilia Glanzmann
Es verdad, todo es posible. Muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero