EL VIGÍA
Calzar las botas del vigía
sus músculos de acero
el amianto que circula por su arteria
su corazón estéril
su estatura al acecho.
Convertirlo en la sombra de la frente
y la espalda
en el ojo interno de la nuca
en el emisario que ronda
y escalda como un gladiador
en pugna
en combate feroz
rotundo
y hosco.
Para ver.
Estar atento.
No simularse las vísceras
ni el llanto.
No amanecer en paz hasta que duela
no andar a ciegas
hurgar en la miseria
en la mentira
en la fe
en los sótanos del alma
bajo tierra.-
Profundo y sentido, hermoso leerte, María Cristina.
ResponderEliminarCariños.
Alicia Corrado Mélin
Qué fuerza tienen las palabras cuando están bien escogidas y enlazadas, éstas la tienen.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Muy buen poema María cristina. Muy sentido. Besos
ResponderEliminarRefleja belleza de observación. Bravo poeta!
ResponderEliminarOlga Ferrari
Fuerte, con la dureza de quien reclama un algo que le es esquivo. Me encantó, Ma Cristina, besosss
ResponderEliminar
ResponderEliminarComo todo buen poema este tiene imágenes nuevas y excelente ritmo.
muy bien
Walter
El dolor de la consciencia, la profundidad de la existencia, la poesía ineludible que los expone. Muy bueno María Cristina. - Dardo
ResponderEliminar