INSIGHT
Qué saco de piedras en mi espalda
Qué rodillas las que no
se arrodillaron
Qué lejanía.
Qué estafa la de la palabra y qué poder
el de las células.
Qué muñeco robótico
golpea una y otra vez
Qué hielo petrifica la sonrisa.
Qué ceguera la mía no
darme cuenta
que es el viento
el que empuja los molinos
Qué
prescindencia del movimiento
de las ramas
de la luz en los húmedos
veranos.
Qué tardía esperanza
no invocar el goce.
No llamarlo gritando.
© CLELIA BERCOVICH
Foto: Gustavo Tisocco
Foto: Gustavo Tisocco
precioso poema, clelia, un viaje por tu interior descubriéndote hasta las células. yun verso final que puede remediarse. felicitaciones. susana zazzetti.
ResponderEliminargracias Su, un comentario como este. de tan buena poeta uf me alienta....cando decís que un verso puede arreglarse pienso que sí, cometí el error de modificarlo en el úlmo instante ...jjajajj el que dice húmedos veranos lo modificaré. jjajaj
ResponderEliminar" qué tardía esperanza no invocar el goce" Bello!!
ResponderEliminarflora