Reincidencia
Volver del caramelo al azúcar
por el hilo umbilical de las edades
al primer silencio de la ameba
a la nada del comienzo
antiguo perímetro
de una en el mundo.
Espectadora de mi origen
observarme
cuando no tenía nombre
pez en blanco
escribiendo memorias
sin errores
con menos énfasis sobre las cicatrices
un talento mejorado
para reír sin censura
y la virtud de asumir la felicidad
en abreviadas cuotas.
Cómo se permutan
las mismas consecuencias
si tiendo a repetirme
y no hay inmortalidad que alcance
para aprender a vivir.
© Claudia Tejeda
así te veo como mujer, madre y poeta: saltando las nubes para aprender a vivir. tan maravilloso tu poema como tu humanidad. abracito, querida. susana zazzetti.
ResponderEliminarLa humanidad, cada uno en su ir y venir y ese final, casi para todos, belleza de poema, Claudia.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
" No hay inmortalidad que alcance para aprender a vivir". Tan cierto...
ResponderEliminarAbrazos
Maria Cristina Fervier
ResponderEliminarBellísimo y profundo poema, Claudia, que me dio de lleno en el alma.
Un abrazo.
Alicia Márquez
"no hay mortalidad que alcance para aprender a vivir"excelente. Siempre es un placer leerte. Un abrazo
ResponderEliminarGraciela Barbero
Claudia, me encantó. Uno de tus mejores poemas. Abrazo!!!
ResponderEliminarClaudia, me encantó. Para mí, uno de tus mejores poemas. Abrazo!!!
ResponderEliminarSemejante a "la virtud de asumir la felicidad", tu poesía, querida Claudia, nos deja su frescura y el enorme deseo de retenerla...
ResponderEliminarquerida amiga y excelente poeta: tu ternura en las palabras suaviza las mías rabiosas y me llenan de paz. Te quiero
ResponderEliminarClaudia, alta poesía siempre!
ResponderEliminarAhora soy tu espectadora, Felicitaciones de corazón Maria Luisa Márquez
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