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5/1/16

Poema de Francisco José Malvárez



ARDE 

   arde mi blanca ciudad de amores 
en llamas está la guarida de los amores agachados 
un incendio ilimitado la loba y yo 
consecuencia de mis actos 
tomé un hierro candente creyendo que podía forjarlo 
darle forma, sacarlo del infierno y hacer con él madera noble 
más sólo consigo poner en fuego todo 
ciudad de amores blancos, guarida de los amores agachados, a ella y a mí


   el fuego corre a maléfica velocidad 
y cuando pretendo extinguirlo, más se aviva! 
y más quema, minuto a minuto, hora por hora, día tras día 
hay ya indicios que va a ser imparable y que todo lo devorará 
y aún a sabiendas, no se como lo puedo evitar 
como tampoco quiero que el hierro se derrita en su propio incendio 
es por mi hija, por mi hija, de ella hablo… es el hierro 


  tampoco sé cuanto todos podremos resistir 
la loba se quema, me quemo, todo se quema 
el horror camina por nuestros pasillos 
y se va convirtiendo en insoportable 
los estados de tensión hacen erupción, casi, a cada paso 
estamos parados sobre insolentes volcanes predispuestos a estallar 
cuesta darnos las manos y las miradas se esquivan 
los silencios se vuelven trágicos e inmensamente largos 
el hierro nos atravesó el alma con su rajadura de llamas 
es presagio de tristes despedidas 
no sé cómo gritarlo, no sé cómo aplacar tantas quemazones 


   sucede y no para… 
y -me doy cuenta- 
como -cuenta me doy- que no quiero estar acá 
en este cenit del apocalipsis 
experimentando lo que vivimos y no poderlo evitar ni gritar 
no, no quiero… pero todo arde y arde…



© Francisco José Malvárez

2 comentarios:



  1. Francisco, con tu intensidad de siempre, cómo no arder!

    Lily Chavez

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  2. QUEMA EL POEMA. TANTO FUEGO, AMIGO.

    TE ABRAZO

    CLAUDIA TEJEDA

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