Cansancio
Deberíamos morir todos así, de golpe
y clava su lengua de acero recién afilado
justo en medio de la médula de mi noche.
Sostengo el cansancio entre temblores
y ella sigue —cándida y cruel—
tejiendo su día:
lo que queda de una enferma que aún respira
aunque quiera dejarse ir
que los restos de su madre sepultados años ha
deben ser cremados
que la muerte, la vida, la muerte.
Algo tenue, umbilical, nos mantiene
mientras una voz frenética hila dentro mío
quien me dio la vida debería abstenerse
de mezclar banalidad
con cuestiones tan cruciales:
la noche y el cansancio.
© Carolina Zamudio
Muy bueno. La fatiga, el cansancio de la vida y la enfermedad, la cercanía de la muerte, el descanso y la noche...abrazo, Inés Legarreta.
ResponderEliminarTriste, fuerte y rotundo, hermoso poema por la forma como llega.
ResponderEliminarAbrazos
Betty
Me alegra que llegue, Betty.
EliminarAbrazo.
Carolina.
Muchas gracias, Inés. Abrazo.
ResponderEliminarLanoche y el cansacio...reconciliador. Muy bueno. Enhorabuena.
ResponderEliminar"...que la muerte, la vida, la muerte."
ResponderEliminarBella manera de decir dolor tan enredado como inevitable.
Me gusta mucho tu 'lectura' del texto, Jorge. Abrazo.
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