Poema de Marizel Estonllo
UNA PÍLDORA EN EL PISO
Rodó como un pequeño sol anaranjado
y se detuvo.
La aplastó alguna pisada
sin embargo mi curiosidad pudo con ella.
La levanté y me la tragué.
Temieron por mi,
quisieron que la vomite
ya era tarde,
fue imposible.
Era de un color anaranjado
como un sol muy feliz
y me la tragué
como a toda la infancia
estancada en un cubo de sombras
© Marizel Estonllo
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