En el altar del sol
En el altar del sol dejé
mi corazón de piedra,
tallado a pura vida
allá en lo alto
como una ofrenda ancestral
que es plegaria:
Que el corazón de carne sepa
seguir el camino,
se acelere la sangre,
busque el aire,
nubecita vuele,
que el cuerpo se le anime,
que el fuego sea
su última morada.
© Gisela Galimi
bellísima plegaria Gisela, siempre un placer leerte.
ResponderEliminarabrazo
claudia tejeda
esa fusión de palabras con el comienzo del altar del sol y la prpuesta final con la sencillez y la ternura deseandole como morada, cuando el encuentro de palabras es acertado el poema llega. Felicidades
ResponderEliminarBetty
Bello! abrazo Gisela.
ResponderEliminarRomina R Silva