En un territorio áspero/ los pastos duros/ las chapas del
techo
voladas
y las débiles paredes de la casa en donde resisto
a veces
encuentro
pocillos, cacharros pintados por algún hombre/ ¿mujer?
que puso los colores en orden
para que los ojos se aliviaran en la contemplación de unas
líneas amarillas y ocres
más allá
más allá
© Inés Legarreta
Nunca se sabe cómoes que las débiles paredes se transforman en fuertes, cómo lo nunca visto y apreciado era tan vital,aunque el pasto sea duro, ni cómo es el interior del que clasifica por colores y se facilita el mundo. Tampoco sabía yo que había seres cenestésicos, que conectan cualidades con colores, decime con qué número conectás al amarillo, y con qué color la letra A? Pues hay una media...de respuesta infalible. En cada incidente o accidente se abre una nueva puerta,doy fe,
ResponderEliminarmi bella poeta. Un abrazo de Clé
Gracias por tu comentario Clé. El amarillo es el dos, la letra A es blanca. Beso y abrazo, Inés
ResponderEliminarMe gusta esa contraposición de la casa con los colores en orden "para que los ojos se aliviaran". Y esa fuga a "más allá"...
ResponderEliminarLos colores significan tanto. Igual que las palabras. Esta combinación hacen de este poema una belleza que cala hondo
ResponderEliminarGracias por los comentarios, amjgox.unabrazo ines
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarMuy buen poema! Un abrazo