I burn for
you susurra Jopek en mi oído
todo es liviana consistencia una u otra cosa cajón de pieles
y dentro el aire que resuena la terquedad de los objetos
su erial lejano su ajeno devenir
este es el momento de los cuerpos como una cartografía
y debería decirte
construyamos una casa azul en la montaña
vos y yo
una casa azul
entonces escuchamos Abbey Road que se abre se abre
como todo se abre entre nosotros
expansión infinita cientos de puertas y de puentes
-cae el tablón pero tu abrazo urgente cierra
la boca de la nada-
es la felicidad
animalito verde que cae desde la punta negra de mis dedos
hacia tu saliva o tus ojos
o el perfecto perfume de tu pelo
es la felicidad me digo
mientras una casa azul en la montaña
abre las ventanas
y sueña
© Gabriela Yocco
La felicidad en tu poema se enuncia como un toque de suerte: leve instante privilegiado de cruce de contingencias. Muy bello. Gracias!!!! raquel jaduszliwer
ResponderEliminarBellísimo poema, Gabriela, es hermoso, te felicito.
ResponderEliminarTambién yo hablé de la terquedad de los objetos "sobreviven sin dueño, con terquedad, los objetos", en tu caso, en un contexto más vital. No siempre la terquedad por sobrevivir es vital, o sí, qué se yo.
Guardo este poema, como lo mejor que te he leído. Seguramente habrá otros que aún no he visto de similar calidad.Abrazo, Clelia
Excelente poema GABY! Un beso, Dolores Pombo
ResponderEliminarPrecioso habitable poema que se cierra y se abre en cada estrufa. Nos deja caer y nos retiene. Maravilloso.
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