Poema de Jorge Moreno de los Santos
Dime,
que eres tú, y no la ciudad
quien aprieta mi mano
cuando el sueño
es negación soberbia
( desagüe de pensamientos, drenajes del pánico, horas
afiladas
y alcohólicos oboes blasfemando en los callejones ).
Y el desvelo
un húmedo pasillo de limo y de luciérnagas
que estallan en la mentira de las estrellas.
Dime,
que no he vuelto caminando
de puntillas por las esquinas:
esquivando el asombro de los pájaros,
los ojos pétreos de las estatuas.
Incendiando los parques de la desidia,
acuchillando promiscuas claridades
y dándole patadas a las rarezas de los días.
Dime
que mienten las carcomas del corazón;
que no existe la noche y la mañana
en los vertederos de la memoria,
o que fabricar los días
no es solo privilegio de alfareros y vigías.
Dime,
que el presagio no es vértigo creciente.
Que nuestra brevedad no fue ropaje o desescombro,
aves de paso, lupanar sin carreteras o sin aurora
o lámpara encendida en los balcones de la insolencia.
Que la muerte
sólo es obstinada turbación, circunstancia, exhausta vileza,
aeropuerto de vuelos cancelados
o un tren de cercanías que pasa con retraso.
© Jorge Moreno de los Santos
2 comentarios:
Entrega en su poema imágenes precisas de una gran ciudad nocturna perturbada a diario, el desespero y agresión, el atropello. Vida y muerte entre las sombras.
Enorme poema.
Excelente trabajo! Un placer enorme su lectura.
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