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20/9/15

Poema de Jorge Moreno de los Santos


Dime,
que eres tú, y no la ciudad
quien aprieta mi mano
cuando el sueño
es negación soberbia
( desagüe de pensamientos, drenajes del pánico, horas afiladas
y alcohólicos oboes blasfemando en los callejones ).
Y  el desvelo
un húmedo pasillo de limo y de luciérnagas
que estallan en la mentira de las estrellas.

Dime,
que no he vuelto caminando
de puntillas por las esquinas:
esquivando el asombro de los pájaros,
los ojos pétreos de las estatuas.
Incendiando los parques de la desidia,
acuchillando promiscuas claridades
y dándole patadas a las rarezas de los días.

Dime
que mienten las carcomas del corazón;
que no existe la noche y la mañana
en los vertederos de la memoria,
o que fabricar los días
no es solo privilegio de alfareros y vigías.

Dime,
que el presagio no es vértigo creciente.
Que nuestra brevedad no fue ropaje o desescombro,
aves de paso, lupanar sin carreteras o sin aurora
o lámpara encendida en los balcones de la insolencia. 

Que la muerte
sólo es obstinada turbación, circunstancia, exhausta vileza,
aeropuerto de vuelos cancelados
o un tren de cercanías que pasa con retraso.



© Jorge Moreno de los Santos

2 comentarios:

  1. Entrega en su poema imágenes precisas de una gran ciudad nocturna perturbada a diario, el desespero y agresión, el atropello. Vida y muerte entre las sombras.

    Enorme poema.

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