Los ciegos
y ondulantes pájaros del invierno
me
acribillan sonrisas en la devastada soledad.
Voló mi
tiempo
sembrado de
un viento de oro
por el
húmedo canal de enero.
Solo veo el
cristal de las horas repartidas
en el arco
lunar
que brilla
como un hueso luminoso,
luego se
caen las huellas
desde las
torres del viento.
© Beatriz
Arias
un remate espectacular. bellísimo. susana zazzetti. susana zazzetti.
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ResponderEliminarrealmente impresiona esa metáfora de la luna hueso. a nadie se le había ocurrido, que yo conozca.
bien
Buen final, de un poema mayúsculo.
ResponderEliminarBeatriz, un poema hjermosísimo.con imágenes asombrosas. " ...desde las torres del viento" no se olvida más" Un beso grande
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco
Hola, Beatriz conmovedor tu poema en el que se perciben metáforas fuera de lo común como "ondulantes pájaros del invierno" o "se caen las huellas desde las torres del viento" con que rematas el poema. Muy bueno, un abrazo. Gloria Oscares
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarMaravilloso poema, Beatriz!! Un abrazo
Bello poema, resplandece su luz de invierno. gracias Beatriz!!!!
ResponderEliminarMuy bueno tu poema, Bratriz, pleno de bellísimas imágenes. Un poema que habla del devenir, del tiempo, de la soledad. Un gran abrazo!.Amalia M.Abaria
ResponderEliminarMuy buen poema, con imágenes muy logradas.
ResponderEliminarUn abrazo Ana Romano.
Maravilloso trabajo!
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