Ahora que parece
que va a cumplir sesenta,
este trabajo de leer
la tiene por la casa
de un asiento a otro,
de un cuarto al otro
y un rato en la cama,
cuando el tamaño del libro lo permite,
porque variar de posición
es bueno para la columna.
Aunque los ojos, sí,
siempre son los mismos ojos
que acaban irritados, vencidos,
por las noches.
A veces anota frases,
datos, nombres, ideas.
A veces empieza a escribir
y el poema ocurre.
Pero cuando él llega
y le pregunta qué hiciste hoy
es difícil explicar que
leyó durante catorce horas.
¡Ah! también –podría decir-
busqué la ropa en el lavadero,
compré damascos para la cena
y fui al banco
porque pagué la luz.
© Graciela Cristina Perosio
bella mixtura de lo cotidiano con la fantasía. y la necesidasd de ella. susana belleza.
ResponderEliminarPero qué belleza; tierno y completo.
ResponderEliminarAbrazos...Betty
Ternura entera, poeta. Gracias por tu palabra siempre, Graciela!
ResponderEliminarme agrada este poema,habla en él alguien que está muy profunda y singularmente conectado con sus pasiones mas legítimas...y no cede.hermoso ,gracias Marizel Estonllo
ResponderEliminarQué bien expresados el anhelo permanente del poeta (escritor-artista)y las urgencias de lo cotidiano! Muy bello, muy bueno! Un gran abrazo!Inés
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