No más
El canto se hizo agua,
la voz estacionó en la bruma,
el sol se derramó en el horizonte,
las nubes juntaron todos los pájaros,
la soledad le echó llave a los árboles y el campo.
No más,
era la llegada de la noche.
El hombre encanecido,
comenzaba a rogarle al río que fuera mar.
© Miguel Oyarzábal
Bellisímo paisaje de la soledad. Felicidades.
ResponderEliminarMuy buen poema!
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ResponderEliminarMe gusta tanto leerte Miguel, siempre lo digo y la devolución del poema es decirte eso, no importa de qué hables siempre me siento conmovida
Lily Chavez
El hombre encanecido
ResponderEliminarcomenzaba rogarle al río que fuera mar. Bella imágen. felicitaciones. Un abrazo. Gastón Sequeira
En ese "no más" está toda la soledad del poema. Muy bueno! Inés legarreta.
ResponderEliminarmuy bueno!!!
ResponderEliminarHermoso poema. Tan sentidas y bien escogidas las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Hermoso poema colmado de silencios y soledades.
ResponderEliminarSonia Quevedo
Me gustó mucho este poema que habla de finales y sin embargo abre la puerta a la interpelación cuando dice que el hombre le ruega al río que sea mar, dando pie así al despliegue de interpretaciones de cada lector. Muy bueno. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarHermoso. Empieza y termina con la imagen de la voz y del agua. Con la ambigûedad propia del lenguaje poéticio
ResponderEliminarel ruego puede ser que todo se haga agua o que los elementos se agranden para verlos mejor. Y mucho más.
Isabel Llorca Bosco