La frente roja.
Sudor.
Latigazos sobre la piel.
Un sulky rechina voces
en el campo arado.
El abuelo gringo
azuza las yeguas.
Cuerpos niños
rebotan sobre el cuero de oveja.
Años salpicados de alegría.
La hora del almuerzo.
Allá, donde la línea de la tierra
escarba el cielo
con sus marrones
el padre espera la sopa
y el guiso de fideos.
La garganta seca
reclama
el acre sabor del cabernet
que anima el agotado deslizar
de las horas.
Allá el padre.
Acá los hijos.
En el medio
una nube de recuerdos
retorciéndose al sol.
© Griselda Rulfo
Bellísimo poema!
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ResponderEliminarValiosos recuerdos y muy buena manera de acunarlos, Abrazos, Marta
Esa historia tuya, que enaltece el alma.
ResponderEliminarUn abrazo
Bello Griselda. Todos, bien o mal, sabemos lo que es pensar en el sol del pasado. Y una nube al sol, espléndida metáfora, ya sabemos lo que produce. Un beso inmenso, poeta. Isabel Llorca Bosco
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ResponderEliminarMe llenó el corazón de imàgenes conocidas, dolorosas por momento, por esos padres de familia que hacían tanto por los suyos....
hermoso!
Lily Chavez
Qué hermoso...
ResponderEliminarMe parece ver ese campo , ese abuelo y ese padre.Un poema con la fuerza que te caracteriza.
Un abrazo querida amiga.
Juany