Aunque no haya huellas ni presagio:
los juegos se anteponen al llanto,
como la caricia presiente la mano;
como el perfume dibuja el jazmín,
la sombra prolonga la columna;
el amante precede al amor,
como el amor sobrevive al amante;
como el sol hace el camino,
la lluvia erosiona la piedra...
Aunque inevitablemente:
como el amante precede al amor,
la sombra prolonga la columna;
la lluvia erosiona la piedra,
como los juegos se anteponen al llanto;
como el perfume dibuja el jazmín,
la caricia presiente la mano;
el amor sobrevive al amante,
como el sol hace el camino...
Aunque no haya huellas ni presagio,
Inevitablemente...
© Daniel Adrián Castelao
Muy bueno Daniel !!! Me encantó cómo el encadenamiento te va llevando ! Gracias !
ResponderEliminarDeducción inevitable. Me encantó, "la caricia presiente la mano".
ResponderEliminarUn abrazo
Me gustó el intercambio de palabras, la originalidad en el poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Un poema que merece relectura. Por sus recodos y expresiones, por su vuelo planteado con bellas palabras. Te felicito
ResponderEliminarSusana Giraudo
Inevitabemente, como el amante precede al amor... soberbio, colosal, un placer releeer este poema.
ResponderEliminarjorge pablo moreno.
Es el deseo el que vuela cuando los amantes presienten, por sobre la columna, el sol en su camino.
ResponderEliminarGran poema.
Sonia Quevedo