Poema de Alicia Márquez

Ella miraba por la ventanilla del tren.

Ella rezaba, murmuraba, se enojaba.

El paisaje corría al lado, despeinado.

Ella miraba por la ventanilla del tren

y apoyaba la cabeza en el vidrio.

¡Cuánta tristeza junta! pensaba yo,

involuntaria testigo frente a ella.

De repente me dije: -quizá no esté triste,

quizás tararee una canción.

Entonces busqué auriculares, o un cordón que me dijera que

no tenía razón, que estaba equivocada.

Pero no.

Ni auriculares, ni cordón.

Sólo la gran tristeza de una mujer

apoyada en el vidrio de la ventanilla del tren,

tan sola.

© Alicia Márquez