En la Casa de Postas
A Enrique Molina
El pájaro que se quita sus plumas de hierro
para marcar los rostros de las muchachas con un
signo que
reluce más allá de los días que
habitamos
esa comedia timidez hecha con restos de faros
marinos
con el alambre del desprecio rizado en menudos
ornamentos
esa presencia de hombre partido en dos
todo junto pulverizado guardado en un puño desde
una noche
hasta la otra
bajo la humedad de los besos cuyo sutil vapor
invade las
alcobas
una inagotable corriente de caricias
tu presencia exasperada hasta las lágrimas
entre los bambúes que oscilan en el viento
tu presencia exasperada de niño con un ojo saltado
rodando en el polvo como la esmeralda vomitada
por un
ajusticiado
Eres el agua negra donde toda blasfemia alcanza
la
transparencia del deseo
JUAN ANTONIO VASCO
Has elegido un poema con ferocidad y erotismo, como era también la poesía de Molina, amigo de mi tío Bosco, a quien tuve la dicha de conocer.Un beso Isabel Llorca Bosco.
ResponderEliminaray, gracias, susana, por traerlo
ResponderEliminar!Bello, amiga!
ResponderEliminar!Gracias!
ResponderEliminarBellísimo poema de una bellísima persona, como fue Juan Antonio Vasco, con el que tuve la dicha de trabajar, hace mucho, mucho.
Gracias.
Alicia Márquez