A un olmo seco
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
El olmo centenario en la colina...
Un musgo amarillento
le lame la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en malena de campana,
lanza de carro o yugo de carretera;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta.
Antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
ANTONIO MACHADO
Hay una generación de esplendor y a ella sin dudas pertenece Machado. Hermoso leerlo...
ResponderEliminarLily Chavez
De un poeta eterno, que no cesa de reverdecer como el olmo.
ResponderEliminarDe un poeta eterno que siempre reverdecerá como el olmo.
ResponderEliminarSE LEE A MACHADO Y ES IMPOSIBLE NO ESCUCHAR SU MÚSICA
ResponderEliminarAntonio Machado, una gloria que perdura con el paso del tiempo.
ResponderEliminarEl genial Machado y un poema de su estirpe brillante.
ResponderEliminarDavid Sorbille dijo...
ResponderEliminarGracias, Ignacio, por traernos la poesía del maravilloso Antonio Machado! Un abrazo
Gracias querido amigo por este poema, recuerdo del gran Antonio Machado, con su homenaje al árbol. En mis oídos resonará siempre en la voz de Serrat, también un grande y muy querido por mí.
ResponderEliminarTe agradezco esta elección, mi antiguo hermano en la poesía. Un beso grande Irene Marks