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16/6/15
Carlos Alberto Roldán comparte MACEDONIO FERNÁNDEZ
Que enorme, gracias por compartir este hermoso poema. “Borges, hacia 1960, dicta -ya ciego- un breve y sustancioso prólogo para una antología de Macedonio. Hombre que no se cansaba de ocultar, antes que mostrar, su inteligencia proverbial. Con desparpajo y no cuestionada generosidad, atribuía su propia inteligencia a todos los hombres. Poseía la veneración supersticiosa de todo lo argentino. Y ejecutaba, en grado eminente, el arte de la soledad, y de la inacción. Sin hacer absolutamente nada, era capaz de permanecer solo, por horas. Dos temores lo atravesaban: el del dolor y el de la muerte. Borges conjetura que para eludir este último postuló la metafísica inexistencia del yo”.
Excelente! Gracias, Dolores Pombo
ResponderEliminarCuando el amor termina siempre duele la herida...
ResponderEliminarExcelente elección.
Maria Cristina Fervier
Siempre magnífico, gracias por la selección.
ResponderEliminarBetty
Me encanta este poema. En cuatro versos despliega un tratado sobre el sufrimiento amoroso. Gracias. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarQué fuerte y con qué pocos versos!!
ResponderEliminarUn abrazo
Tan breve y tan contundente. Macedonio un maestro
ResponderEliminarGraciela N Barbero
el dolor queda como la sombra eterna
ResponderEliminarQue enorme, gracias por compartir este hermoso poema.
ResponderEliminar“Borges, hacia 1960, dicta -ya ciego- un breve y sustancioso prólogo para una antología de Macedonio. Hombre que no se cansaba de ocultar, antes que mostrar, su inteligencia proverbial.
Con desparpajo y no cuestionada generosidad, atribuía su propia inteligencia a todos los hombres. Poseía la veneración supersticiosa de todo lo argentino. Y ejecutaba, en grado eminente, el arte de la soledad, y de la inacción. Sin hacer absolutamente nada, era capaz de permanecer solo, por horas. Dos temores lo atravesaban: el del dolor y el de la muerte. Borges conjetura que para eludir este último postuló la metafísica inexistencia del yo”.
Sonia Quevedo