24/1/15

Texto de Paulina Juszko



                Para qué calificar el olor de la pinocha...? Es nada más que eso: el olor de veranos enhebrados como las cuentas de un collar y, cuando el hilo se rompa, se borrarán también mis huellas en dirección al mar. Quedará la calle Estrasburgo, ondulada y abovedada de trinos, aunque yo no esté. Aunque el recuerdo de questo vagar mio breve sea tan frágil como la posición de los médanos. – Hubo uno acá... sí... el año pasado... Ella era, ella decía, ella quería... Y luego la leyenda.


© Paulina Juszko

3 comentarios:

Blogger Mónica Angelino ha dicho...

Las leyendas perduran, Paulina!

Besossss

26 de enero de 2015, 11:03  
Blogger Elisabet Cincotta ha dicho...

Y más tarde el olvido. Muy bueno!!

Abrazos
Elisabet

26 de enero de 2015, 18:06  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Perfecto relato, transformado en leyenda.
Un abrazo

29 de enero de 2015, 14:40  

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