Desde una lágrima alta, encumbrado de alas sobre la cima del grito,
puedo observar los engaños del aire, las voces que se
arremolinan en torno de una cuchara vacía.
Estoy sobre una antigua e indescifrable comunidad de pétalos
que danzan sobre la espalda de un guerrero inmolado.
Los retratos han llegado a su límite de edad. Las parcelas
se han desdibujado en busca del mar.
Puedo observar la niñez de mis ancestros, la edad inmaculada
del hijo que no será mi hijo.
Entrando a las consagraciones el viento no empuja las manos,
solo es caricia lenta.
© Víctor Hugo Valledor
Mi reticencia ante el enfoque lírico, no me impide disfrutar de algunas imágenes.
ResponderEliminarRRevagliatti
*
Qué fuerte, muy bien dicho con términos bien escogidos, me gustó leerlo y pensarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
¡IMPECABLE!
ResponderEliminarImagenes muy lindas y un gusto leer el poema. Bien Víctor!
ResponderEliminarLily Chavez
Muy hermoso Víctor!
ResponderEliminarMe encantó leerte...y verte sobre una comunidad, antigua, indescifrable de pétalos que danzan...! ...Con ese viento que acaricia,