Poema de Francisco José Malvárez

ME QUEDO… 

   me quedo de este lado de la línea

de la nocturna

antes de sócrates y la margarita

antes de la pregunta

   quedo aquí convulsionado

la bestia y la muerte arrasándome

casi no puedo seguir

no hay forma de ensamblar mis partes esparcidas

estoy en tantas partes

y en tantas otras que me he ido dejando

y en muchas, pero muchas más, que me fueron arrancadas, estoy

   hoy me sé vencido

hoy el naufragio ha llevado a la sima mi sustancia, el magma

siento el alma agonizar

siento que no hay agua pura para este llanto

ni voz ni rugido para el alarido

siento el hambre en la manada y la sed que la crucificó por estar cerca de mí

y a mis pájaros, aquellos antiguos sueños, hundidos junto a la sustancia

   me quedo de este lado, de este, entre el delirio y la ira

como un quijote ciego dando feroces dentelladas de diestra a siniestra

blandiendo la parca entre los colmillos, dando durísimas estocadas

todo en vano…

sólo vapores de fantasmas me rodean

y me golpeo, una y otra vez, contra el mismo muro helado, nada ni nadie hay

sólo el desquicio que abarca mis catacumbas inundadas de mierda

   hoy me sé vencido poetas y amigos, vencido

eternos peregrinos de la luz en el destierro

caminantes de cornisas en abismos

equilibristas sobre el finísimo cordel del delirio

poetas y amigos: seres mágicos que siempre estuvieron en mis cercanías

sepan pilares míos, mis andamiajes, mis puntales…

que todo lo que hicieron e intentaron fue en vano… me sé vencido

y ardo aquí de este lado, el elegido

del lado más oscuro de la línea

que si hay un dios es villano

mas creo que no lo hay, pareciera que no existe

no es de dioses tal crueldad: dejarme al libre albedrío a sabiendas del destino

que no hay cielo ni infierno, sólo este estar aquí incendiado por mi mismo

desde ese puto día que -el darme cuenta- sobre mí se abalanzó atrapándome

al que hoy maldigo y maldigo

fuertemente envidio al manso rebaño que marcha al matadero

como si eso fuera lo lindo del destino

sin más preocupación que comer mientras esperan su turno

porque así debe ser, así siempre se los contaron y no hay qué cuestionar

   me quedo de este lado, el de mi propia ignominia

siento profundamente haberlos defraudado, también me defraude

no pude ser más de lo que soy y fui

sólo una idea, casi sin sustento

que no fuere la experiencia en crudo y al desnudo, de mi propia vida

ahora tan inconclusa e inconcruente, desarticulada

sin saber siquiera que mi próximo movimiento tenga algo de alguna realidad

o sólo sea la acción desmesurada de cualquier reflejo condicionado o no

y con todo el terror de seguir agrandando el bruto tajo del fraude…

   me quedo aquí y nada más

© Francisco José Malvárez