Texto de Edna Pozzi
NAVIDAD PARA TODOS
Me desperté ese día de una semana cualquiera y mirando el
almanaque donde nevaba intermitentemente una lluvia de papel brillante, me
dije: “ya viene la Navidad” y no obstante, que mi perversa memoria se obstinaba
en recordar todos los trámites engorrosos y aburridos que ese día debía
cumplir, el símbolo o el color de esa Navidad comenzaba a destilar sus tiernos
rayos sobre mi dolido corazón. Con qué carga vendría esa Navidad anunciada, en
este año un tanto pesado de malas noticias, desde un deterioro evidente de una
vida jaqueada por la codicia e indiferencia de los gobiernos, la falta de actos
creadores, el libro amado que yacía en la soledad de mi boca, los avisos de
muerte lejanas o cercanas igualmente insoportables como a veces la esperanza
convirtiéndose “en una lata de caramelos que en el atardecer hubiera sido
terminada”.
¿O sonreirá la joven
de piel morena que no se cansa de
tenerme la mano y obligarme a trepar el amado “Machu Picchu”? ¿La Navidad
colmada de deseos de mi niñez absorta totalmente en una muñeca de ojos celestes
que ningún presupuesto alcanzó para comprar? Alguien me indica que hay-hubo chicos descalzos y con
hambre como si tuvieran que depender de
una patria raída, que los muerde hasta los dientes, que frente a ello mi muñeca era un deseo de niña
construida en la pena del abandono incapaz de conservar ilusiones para los otros.
Es que en esta Navidad las palabras han adquirido un color
distinto, como si fueran sobras de un lenguaje brillante que antes
ejercitábamos con belleza y astucia, “para salvar al mundo” como diría mi amigo
Ariel Busso. Y en esas palabras apenas si caben la multitud de afectos, de
sonrisas, de lágrimas que uno esta dispuesto a entregar. Me conmueve
profundamente la Navidad, mis queridos amigos,
hijos, nietos, casas, patria, que aún andan por la vida esplendorosa
soñando el sueño que otros no pueden soñar, mirando de lejos o de cerca la
noticia de un dolor que corresponde a un mundo incompleto, que aún andan
cantando seguramente por mi también y la joya del pensamiento que finaliza en
los labios de una mujer amamantando su primer hijo, el que será por fin “el
elegido”. Esto denota que no es una fecha más para comprar si se puede un
anillo o una muñeca de trapo, es algo mas rumoroso en Cecilia, en Alicia, en Martita,
en Nena, en Carlitos en todos los otros que por años se han levantado con una
copa de vino en la mano para gritar Feliz Navidad, esta debe ser una Navidad de
todos, los jóvenes y los viejos, los enfermos, los de brillante salud, los
abuelos y los niños no nacidos, los de una dorada adultez y de todos los que se
han ido sin saber como los hemos querido.
Esta es una Navidad distinta. Fuerte y hermosa la belleza
que espera el Padre Busso reside, ya se sabe, en los más intimo del corazón
humano. Entonces quizás encontremos esa tierna luz en las mejillas del niño
Dios apoyada en el muñeco que esta en el pesebre nada más que para hacernos
besar lo que siempre debe ser besado. Paz
y Justicia para todos.
© Edna Pozzi
5 comentarios:
Muy buen texto, convincente, sincero, agradable
Querida Edna, solo gratitud a tu completo mensaje de paz y reflexión. Cada pensamiento volcado convoca a la pausa necesaria para sentir el reflejo,el acuerdo y la esperanza del mundo que soñamos.Un abrazo y Feliz Navidad ayer hoy y en el cada día.
María Paula Mones Ruiz
Bello análisis y bello mensaje
Cariños Edna y Felicidades !
Alicia Borgogno
Edna, querida Edna. Como dice Maria Paula, es un completo mensaje de paz y reflexión.
Transitar por los tiempos y espacios del país y del mundo, de la vida de cada uno, de la tuya y tus amados seres que partieron. Pones a la intemperie la sinrazón de la miseria, la orfandad, las carencias y al rojo vivo nuestros corazones heridos en la dignidad esencial. Y sube desde el desgarro el compromiso de trabajar en la esperanza. En esta Navidad que pueda ser distinta en movilizarnos a través del amor acción.
Gracias por tu decir siempre bello y reflexivo para accionar. Cecilia Glanzmann
Edna, querida Edna. Como dice Maria Paula, es un completo mensaje de paz y reflexión.
Transitas por los tiempos y espacios del país y del mundo, de la vida de cada uno, de la tuya y tus amados seres que partieron. Pones a la intemperie la sinrazón de la miseria, la orfandad, las carencias y al rojo vivo nuestros corazones heridos en la dignidad esencial. Y sube desde el desgarro el compromiso de trabajar en la esperanza. En esta Navidad que pueda ser distinta en movilizarnos a través del amor acción.
Gracias por tu decir siempre bello y reflexivo para accionar. Cecilia Glanzmann
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